La terapia permite sacar lo mejor de nosotros, de no conformarnos con lo que somos, ni resignarnos a la vida que tenemos. Puede parecer un tópico, pero si quieres puedes. En este tipo de terapia el psicólogo acompaña al paciente en el descubrimiento de sus propios recursos, permitiendo de esta forma, la superación de los obstáculos tanto internos como externos que le producen malestar e ir tomando así las riendas de su vida.El terapeuta parte del malestar presente de la persona, pero teniendo en cuenta que en dicho presente influye tanto lo vivido como las expectativas de futuro.Desde el enfoque con el que te acompaño, se trabaja a diferentes niveles, no nos quedamos a un nivel racional-conductual, ya que los seres humanos somos mucho más que eso, aprendemos a dar sentido a las emociones y sensaciones e integrarlas con nuestros pensamientos y acciones. Algo que caracteriza a esta orientación es su profunda base vivencial.
Es necesario vivir la terapia para entenderla. Dado que el fin último de esta corriente psicológica no es solo erradicar el malestar, sino que su objetivo principal es buscar el desarrollo del potencial humano, a nivel emocional, corporal, intelectual y trascendental.
En todo momento tú marcas el ritmo de tu terapia, y en cada sesión aprenderás algo nuevo de tí que te permitirá ir resolviendo aquello que te preocupa.
– Aumentar tus recursos para resolver los problemas que te preocupan.
– Aliviar los síntomas que te desconciertan y no puedes controlar.
– Salir de la sensación de malestar e impotencia.
– Mejorar tus relaciones personales.
– Aumentar tu autoestima y confianza.
– Aprender a poner límites y mantenerlos.
– Resolver tus conflictos internos que no te dejan avanzar.
– Conocerte y conseguir tus objetivos personales.